La vida sigue su curso, entrenchada en la lengua inglesa.

Qué mas quisiera yo estar leyendo algún autor de habla cristiana. Nada en lo absoluto, nada. El día estuvo frío, nublado, un día cualquiera. Una visitante a Raza Cósmica llego por correo haciéndome saber el conflicto que une a todo buen inmigrante a Suecia: la soledad, la frialdad adquiere tintes palpantes. Nadie dijo que Suecia era Católica. Ni mucho menos calida. Pero henos aquí. En esta tierra no sancta del Imperio Romano. Me gustaría decir muchas cosas más, pero henos aquí.

A ellas

Bajo las estrellas deambula mi alma
Buscándolas con afán a ellas
Al aparecer el destello de su brillo
Me dejan siempre de amor ciego

Son la ambrosía de la vida
Que con su alegre movida
Reviven de lo profundo mío
Pasiones recónditas muertas ya

Las ama con esmero mi corazón
Palpito mi sangre en su honor
Me rindo a sus pies
A esas mujeres que ama mi ser

de la Baja ‘on soy.

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