de míticos contribuyentes y conversaciones truncadas

Por favor.

Me recuerda a una foto que tomé en el Palacio Nacional en mi última visita al entrañable DF.

Al buen PGBeas le ha dado por defender su clase. Dos polos opuestos difieren en su manera de ver las cosas y se unen en el diálogo. Pero bueno, antes que nada, gracias por presentar su punto de vista a este post que publiqué que de seguro uno que otro email le habrá llegado de sus amigos cercanos alientandolo de no hacerme caso puesto que el post ya no está como lo leí, no sé a que se debió el cambio de actitud pero en fin, esos son menesteres personales del PGBeas. El mismo que no hace ni mucho se sorprendió de que yo había borrado un post mio. El post hoy inexistente del PGBeas en sí era bueno y tiene buenas metáforas de las pocas que quedan, fue entretenedor y tankeväckande dirían los suecos, o sea, que despierta pensamientos. Un punto sobre la reaccion al post. Mientrás que la reacción presentó varios hilos de conversación a seguir sólo abordaré uno, el de los míticos impuestos a lo que Daniel Salinas, otro medioclasero sin pudor alguno que defiende la clase en que vive sin conocer la historia de está última en México [mucho menos la de Tijuana] y PGBeas alarden tanto como contribuyentes y sostenedores de la República en que viven. Se dicen la espina dorsal de la economía.

Para empezar ninguno de los dos es un Atlás. México no tiene una tradición de ser federación representativa bajo premisas del impuesto al valor agregado (IVA). Si la economía dependiera de los contribuyentes que sí cumplen con los requisitos que el erario público dictamina no sólo estaría el pueblo en ruina sino que sería y formaría parte no ya del tercer mundo sino del cuarto y del más allá. No estariamos en la OCDE. Los contribuyentes al erario público, como bien puntualizó el PGBeas en su ahora truncado post, sólo forma parte de una fracción de la economía de la nación mexicana. ¿Por qué? Por que la clase media mexicana, por lo general y en su mayoría, detesta la noción de una fraternidad con el resto del país. Es un racismo latente que les impide tener una visión nacional y por ende lo demuestran con sus actos al desdeñar darle al César lo que al César le pertenece.

El erario de la nación se alimenta de otros impuestos y no depende ni podrá depender, estando la ley de contribuyentes en el estado que está, en el futuro, a los erarios públicos. Así que son los consumidores, los que pagan su predial y no los contribuyentes medioclaseros los que sotienen las calles pavimentadas en que Daniel Salinas y el PGBeas caminan y recorren, a costa del resto de la ciudadanía, en su ir y venir tanto en Tijuana como el resto del estado y la federación.


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