Ricardo Flores Magón

La conmemoración de la Revolución Mexicana en Tijuana adquiere esos tintes de una ideología superimpuesta a sus ciudadanos. La verdad es que a nosotros muy poco se nos hace saber quienes somos en verdad, más en Tijuana y Mexicali. Así como las pequeñas estatuas de dioses aztecas que se venden al mejor postor en la Ave. Revolución, las ideas detrás de la Revolución Mexicana son regurgitadas con el único fin de hacernos creer más mexicanos, como si no lo fueramos ya. La verdad es que nunca se habla del rol que Baja California jugó en este hecho histórico porque la verdad es causa de pena ajena para muchos que una de las tantas mechas que prendió la Revolución Mexicana tuvo su inicio en Los Angeles, California.

I stepped out of my borrowed car, April 26, 1998, into the hot mid-day California sun onto the cracked sidewalk of an urban wilderness, a vacant forgotten area of East Los Angeles near a section of that city currently called “Little Tokyo.” In 1911 this neighborhood was mostly Mexican, a “dingy industrial area inhabited by semi-employed laborers and discontented drifters.”

Today it is still a dingy industrial area with little activity. The building at 519 1/2 East Fourth Street is the drop-off site for trash awaiting recycling. The building housing the Baja California junta and the insurgent newspaper, Regeneracion (Regeneration), has long since been demolished.

Had history taken other turns, the building may have been preserved or at least its presence remembered with a memorial plaque in the vicinity.

So los festivales, desfiles, las grandes masas esas que se aglomeran para escuchar sobre un día tan significativo en la historia de México no tienen otro fin más que hacernos sentir parte de una historia que no se dio en Baja California. Porque la Revolución Mexicana en Baja California fue lidereada por el Partido Liberal Mexicano exiliado en los Los Angeles California. En Tijuana fue lidereada por un Gales de nombre Ceryl Ap Rhys Pryce bajo las ordenes de Flores Magón. A este mismo Gales le acusaron de filibustero y desde entonces han desacreditado la participación de la Revolución Mexicana en tierra cachanilla.

O sea, es el mismo cuento viejo de siempre, porque hay gringos y siempre hemos vividos con los güeros, el celoso del centro de México no duda en hacernos ver como “menos mexicanos” por ello. Los legisladores del congreso Baja Californiano siempre traen ese fanstasma tras su cola, de que si son “mexicanos”:

Otro tema sometido a discusión fue el dictamen 402, surgido de un Punto de Acuerdo del Cabildo de Tijuana Baja California, donde aprueba adoptar y en consecuencia hacer suya la iniciativa presentada por la Sociedad de Historia de Tijuana, A.C. para que esta ciudad sea elevada al rango de “Heroica Tijuana”, en honor a los patriotas que ofrendaron sus vidas en la defensa del territorio nacional durante los acontecimientos de 1911.

Never mind que los autores intelectuales de dicha rebelión eran mexicanos exiliados al extranjero por las fuerzas Porfiristas con ayuda de los EEUU, los federales que defendieron a Tijuana de los so llamados filibusteros eran Maderistas pero antes de eso eran Porfiristas y ellos si hicieron todo un desmadre por su paso mientrás que los Magonistas dejaron a la población en paz, incluso, los mismos federales esos tenían acceso a los EEUU para circumventar a los rebeldes aquellos de 1911.

¿So cuándo, me pregunto, será la verdadera historia de la Baja relatada según su mexicanismo? ¿Cuándo dejaran sus ciudadanos de sentirse obligados a sentirse mexicanos según y de acuerdo lo que el centro dictamine? ¿Cuándo dejaremos de sentir un mexicanismo ajeno a nosotros? ¿Y por qué nuestro mexicanismo no es válido para los federales allá en el centro?

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