de estas y otras más

Tenía mucho que no me desvelaba. Siento las ojeras asentarse debajo de mis ojos, es hora de dormir, pero mejor veo France24. El único noticiero que demuestra que la belleza no tiene porqué estar peleada con la información. Las chicas de France24 le hacen a uno pensar, franceses, subyugados al idioma inglés y hablándolo a la perfección, ¿a qué se deberá? La verdad sea dicha no sé la historia de France24 pero no importa a estas alturas de la noche. Las chicas y la perspectiva adquieren un tono diferente sea de mañana o sea de noche. Y me pregunto, ¿cómo le fue al pobre diablo que propuso un noticiero en inglés transmitiendo el ángulo francés en inglés? ¿Se habrán burlado de él? El orgullo galo es indiscutible, por muchos años insistieron creer que el francés tenía resonancia por todo el mundo, ¿qué les hizo cambiar de idea? Ese es uno de esos partesaguas pequeños como la primer riza que una piedra hace al caer en el agua. ¿Acaso el dinero en este milenio romperá orgullos nacionales? France24 así parece querer decirnos, ¿qué sigue? ¿Spain24? Latinamerica24? Uno se pregunta.

La jarra de agua luce casi vacía, el vaso de Ikea que sirve de copa para mi Tempranillo está vacío. Hoy es uno de esos días en que uno no alcanza a comprender lo que el día invitó. Lo que en estos lados del planeta, este lugar nórdico en plena mitad de la nada significa que las horas corrieron como debieron y la luz solar se vio opacada por las nubes que cubren su manto grisáceo el día. Unos días el viento nos congracia con sus ruidos, otros días las temperaturas bajan a gélidas que lo hacen tiritiar en la testa. Lo curioso de vivir en un país que se caracteriza por su clima, como lo es el altiplanicie de Suecia, es que los días corren uno tras otro sin darse mucho a distinguir. Aquí decir invierno es decir Lunes, Martes, Miércoles y ansina. No hay diferencia alguna, solo esperar a que el cartero venga a la hora determinada, ir de compras por los víveres que se vuelven una tortura por lo usual, por ser lo mismo de siempre. Acá la única alegría es saber que, bueno, hacer algo que no se hacía hace tiempo ya.

Es de noche, o son las 4 de la tarde. Y pensar que hay vidas que se gastan generaciones tras generaciones consumidas por lo que consideran algo tan común como el vivir aquí. Y quién o ni quién se ocupe del dolor de un hispano dolorido por compañía, y ni para qué, es normal estar completamente solo, en mi cabeza, el único desesperado aquí, ese soy yo. Lo curioso es que acá la gente advierte o se espanta, quizá adivina, que estar solo con los pensamientos propios no es tan saludable ni tan romántico como lo sería en otro país. Los periódicos cuentan en su narrativa que es peligroso estar expuesto a sus propios pensamientos. El miedo al angst no es un juego mental para el débil de mente. Yo sorteo todos los días mis propios pensares, me distraigo, dejo que el día corra a su anchas y de vez en cuando pienso en el futuro, pero no mucho, leo, veo la tele, escucho el edificio y sus ruidos y ansío el día en que me pueda largar a mis anchas.

Las noticias transmiten cambios de todos calibres. Mañana será otro día, gris, lleno de nieve y solo yo puedo hacer un cambio a mi devenir, pero lo seguro es que duerma, es tarde y no suelo desvelarme así

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