El estado de la bloguesfera

Bueno, todo indica, si es que sale bien la estrategia Semideidadis, que el Chango#100 pronto estará donde debe: dando carrilla e inyectando un poco de vida al cementerio de letras que a veces se vislumbra en bloguilandia. Y es que no todos saben que parte de las letras es jugarla de Dr Frankestein y no todos saben dar donde más duela para sacar la sinceridad que la falsedad a veces quiere hacer pasar como la verdad. Sorprendentemente no se suscitó el coro de porras por la situación nimiana, Lord Batio es grande. Mas de que uno que otro se alegró sí se dejo ver por el medio común del cobarde: el anonimato.

Y es que más y más se viene dando un fenómeno raro en bloguilandia de reciente para acá: los tags son llenados de mensajes por personas anonimas que no tiene ni blog ni dirección y mucho menos se sabe quienes son pero por lo general es alguién cercano al dueño del blog o simplemente un ‘extranjero’ al circulo ese de blogs ‘conocidos’.

Quiero desviarme un poco de este tema para entrarle a la cuestión de la amistad porque se me hace raro como es que en bloguilandia funciona esto de los lazos estrechos puesto que se me es curioso cómo es que es mejor visitar un blog que es recomendado por otro bloguita ‘conocido’ que uno ‘desconocido’. El blog del amigo de mi amigo es mi amigo parece ser la formula y como que uno entra con más familiaridad al mundo del blog nuevo. Este comportamiento es un reflejo en realidad de lo que sucede allá afuera, así funcioanan las cosas en el mundo de carne y hueso. Aunque no hay que descartar que este comportamiento es raro para personas como yo, ya que yo a menos de dos bloguitas conozco en persona pero aún así soy ‘conocido’. En fin aquí termina el desvio.

El ejercicio del anonimo en el tag sólo tiene una función: chingar, en terminos biblicos tirar la piedra y esconder la mano, usualmente son personas que cuestionan el caracter de la persona u autor del blog. Pero observemos la sicología de estas personas un poco: qué conlleva a una persona dejar un mensaje, como dicen los gachupines, de mala leche? Mi primera suposición es que tienen algo en contra del blog, peor: hubo una reacción al texto y la persona que leyo el texto del susodicho confunde el mundo textual con el mundo real. En realidad, esa persona aún no sabe leer pues no distingue un texto de una persona.

Pero por qué no da la cara?

En realidad el anonimato para dejar mala leche es una forma de no-creer. Realmente no se cree lo que se dice y por eso se deja en el anonimato. Se da una situación dónde la envidia reluce y la envidia resalta no porque alguien escribio mal sino porque se escribio para empezar. El mensaje es ‘rechazado’, ‘descreditado’ o se ataca a la persona, el anonimo se arde pues. El anonimo cree que no causará daño o si lo hace es porque su ponzoña fue tomada en serio causando así grandes problemas al bloguita novato que entro a bloguear en buena onda y le aviso a todo mundo de su hazaña ergo los que no se atreven a mostrar la cara al público por miedo o X sueltan su binaria ponzoñosa.

Puede un non-bloguita entrar a bloguilandia y dejar mensajes? Sucede, no es cuestión de poder, se da. Quizá sea el anonimato si tan sólo el principio para algunos de empezar a escribir.

El segundo tipo de anonimo puede ser el bloguita mismo, no me cabe ni la menor duda que por ahí los anonimos son alter-egos de los bloguitas, así es la sicología del escritor, jugar con las letras y confundir al lector, por eso algunos no creyeron que el chango#100 hubiere caido al tambo, algunos, inclusive yo, esperabamos ansiosos la trama, las carcajadas pero como no era el Día de los Inocentes ni Aprils Fools Day poco a poco se fue viendo que era neta, la verdad.

A todos los anonimos, si vas a dejar mala leche mejor da la cara, es más divertido y así aprendes un poco más de ti y quién quite y hasta amigos haces.

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