Hasta que nos separe el estado

Acá en Suecia, el lugar que tiene ese famoso lema que hace de este país nórdico un país socialista a admirar, y cuyo lema es casi un orgullo nacional: de la cuna a la tumba, no sabe cuidar a las parejas de tercera edad. Usualmente no sorprende leer en los periódicos nacionales que alguna pareja tendrá que ser separada por cuestiones de cupo en asilos para ancianos. Uno debería de preguntarse qué es lo que hace la iglesia Luterana ante la intromisión que el estado comete al entrometerse en el campo de los votos nupciales pero con eso de que el estado y la iglesia en estos terrenos in partibus infidelium no hacen oculto su pasión por ambos no es de sorprenderse que el pío sea uno de silencio extremo. No lo digo por un caso que leí hoy o ayer, sino porque el escandalo es uno de esos ejemplos que se lee como si uno leyera los periódicos mexicanos entorno a la corrupción oficial. Se toma por hecho y la lógica se explica así sola.

Y así pues, es en Suecia. Y si habrá de contraer nupcias en Suecia, eso de que hasta la muerte nos separé adquiere tintes de chance. Chance y sí, chance y no, y si no, hasta que el estado nos separe.

Ching-a-ling-.

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