Padres suecos

Pues empiezo las mentadas vacaciones hoy. Lo único que me molesta por estos momentos es que no puedo limpiar adecuadamente las ventanas de mi nueva morada. Aquí en Suecia son de doble vidrio y las mías tiene, aparte de lo doble como 50 años de viejas o más. No puedo abrirlas para limpiarlas adecuadamente y cada que sale el sol se ve el polvo acumulado de los años. Molesta. No es que sea pulcro pero molesta que las cosas no se vean como deberían de verse. Pero hubo por lo menos una pequeña victoria en está tragedia consuetudinaria. Yo pensaba que todas las ventanas y una puerta que da al balcón no podían limpiarse pero hoy descubrí, impulsado por el vamos a ver, que la puerta sí se podía limpiar por dentro. Fui feliz. It’s the little things buddy.

Durante estas vacaciones que duran hasta lo que los suecos llaman como la semana 34 me he propuesto escribir todos los días sea en inglés, sea en sueco, sea en español. A ver qué. Sin prisas, pero a escribir. Mas antes un adelanto de lo que me ha pasado. No que sea de importancia pero creo que es necesario escribir un poco al respecto, eso hago y eso me ayuda un poco a despejar la mente. Pues que aparte de separarme de la sueca por la cual terminé en Suecia el año ha empezado muy bien. Soy más fuerte de lo que pienso o totalmente aún no me cae el veinte como bien dan a decir algunos por mi rancho. Pero he sobrevivido la vida que llevaba por lo menos desde buena parte del 2007 en que todo parecía gris y oscuro. Ahora no ha cambiado de color, para ser franco, pero es un mix de emociones que se están desenredando lentamente y poco a poco. Sin sueca y sin la custodia de mis hijas, porque aquí en Suecia los padres no tienen derecho alguno a sus hijos o hijas, sigo la vida solo. En pocas palabras: vivo solo y lo único que me ataña a Suecia son mis hijas que ni derecho tengo a ver porque he concedido que así sea. He firmado papeles para que la madre sea la única que pueda custodiar a mis hijas. Y bien daba igual que así fuese puesto que nadie de las autoridades me daba a saber nada de mis hijas aunque bien así lo establecerían las autoridades. Suecia será en papel un país totalmente de equidades de género pero la verdad sea dicha, y por experiencia, los padres no tienen derecho alguno y como son minoría nadie les presta atención y los problemas que se presentan al diluirse las uniones conyugales. Así que aparte de haber ganado buen dinero esta mitad del año, he perdido emocionalmente tremendas batallas que no le deseo a ningún hombre en esta tierra.

El hecho es que estoy muy enojado a la sueca. No respingo y creo que es injusto todo lo que me pasa en mi vida familiar. La mujer que supuestamente me amaba ha terminado siendo un monstruo de los peores infiernos que no duda en dañarme emocionalmente en cada esquina que puede. En pocas palabras tiene emocionalmente secuestradas a mis hijas con el apoyo total de las autoridades suecas. Y todo legalmente por supuesto, aquí las autoridades están del lado de las madres y muy a pesar de los gritos de las feministas suecas, la verdad es que los pilares de la sociedad descansan sobre una estructura matriarcal. Los hombres no tenemos representación familiar más allá de lo económico. La culpa es de uno que los hijos hijos existan y habrá que pagar un precio justo por ello. Y es que solo estoy para apoyar a mis hijas económicamente. Mi crimen: procrear con la madre los críos que ahora ni puedo ver cuando yo quiera.

Ellas viven con ella. Ese es el derecho sueco por automática. Y ni cómo respingar. Las madres en eso son astutas y nos llevan la delantera. Las madres por lo general secuestran emocionalmente a los hijos con el consentimiento total de los padres. Les damos el derecho sin respingar. Y ni creo que los hombres de repente desarrollen un instinto paternal al grado que las madres lo han hecho por miles de años.

Y es que duele saber que separarme de la sueca conlleve el hecho de que no podré nunca más compartir mi vida, todos los días, con mis hijas. Nunca supuse eso. Y eso les recomiendo a todos los hombres del mundo, hablen con sus mujeres sobre una posible rotura en las relaciones si es que tienen hijos. Cuesta mucho no compartir la vida con los hijos de uno y por mucho que uno disfrute de la libertad de no vivir con la ex lo que más duele es no vivir con los hijos de uno.

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