Temores ocultos

Dentro de la cosmovisión hispanoparlante hay una materia muy difícil de explicar a los extranjeros: nuestros monstruos. Y es que para la cosmovisión anglo-germánica la idea del más allá no representa la tormenta espiritual que sufrimos aquellos que gozamos de esos huracanes, de esos Niños bestiales que convocan seres fuera de la lógica que requiere la idea anglo-germánica puesto que nuestros monstruos yacen más allá del mundo materialista que compone el diario devenir del hoy. Nuestro temor no yace entre los vivos, esos como quiera uno los puede controlar, los del más allá no. Será por ese temor que los anglos-germánicos inventaron las aseguranzas, ese temor de lo que pasará mañana, hoy. Y es que uno nunca sabe, pero para nosotros ni modo de cómo hacerle para asegurarnos de que el cucuy no estará al otro lado de esa esfera después de está vida.

Bien pintó Francisco de Goya sus temores de tal manera que durante su tiempo la mera idea de que hubiere seres sangrientos dispuestos a destrozarnos era una idea descabellada; no cabía en la imaginación Hispana aquello que pintara lo que es, la sangre desparramada y esa grotesca idea lo que es capaz el ser desformado. Y es que a pesar de todo, nos hallamos en esos seres desfigurados de Goya. Lo curioso es que no sentimos pena por el ser destrozado sino porque no nos cabe la idea de que podamos ser igual al monstruo.

Recapacitemos: nuestros monstruos siempre son del más allá. Ahí tengan a ustedes la efigia primordial que actúa, quieran o no señores, damas y vírgenes ustedes, como antítesis a la Virgen de Guadalupe: La Llorona. Lo nuestro es un terror que existe en el más allá. Por eso a nadie le sorprende que el Judío Errante o las momias de Guanajuato puedan adquirir vida sin más pío del hecho de que la gente ha dicho. Y así, en una ciudad como lo es la mía natal, Tijuana, porque nunca me cansa deletrear esa palabra, a pesar de estar de tan cerca de los EEUU, los misterios del más allá rifen como lo rifan ya sea la chica de la Lázaro o de la chica que deambula pidiendo taxis en el Panteón #2 o de ahogados en las pilas y quién sabe qué cuántos otros fantasmas del más alla como los del famoso Cine Maya en la Mutualismo.

Por eso no pega el Jalogüín en Tijuana. Sea lo de cada quién aunque haiga resitencia al día de los muertos no hay nadie que nos tuerza el brazo para atender funerales o ir a una buena parranda de velada. Y es que desde Goya resistimos creer en la crueldad humana a diferencia del Gabacho que insiste en hacernos creer que la maldad del ser humano no tienen límites. Lo nuestro es simplemente una idea de que lo peor está más allá del aquí y si este se aproxima al hoy, jode, eso es ver a la calaquita lo más cerca de lo que se pueda o de lo que se podría desear para ser sinceros.

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Primer video: el rey de la montaña

2ndo video: FLUX QUARTET Y JULIO ESTRADA – IDEA DE OBRA

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