Revoluciones y otros pormenores

Vemos en el pasado algo que necesita manifestarse en el presente porque necesitamos creer en un futuro. El 2010 para mí representa revolución no ya extrinsicus pero sí intrénsico. Por lo menos eso aguarda bastante para mí el 2010. Será un año bastante aburrido y emocionante a la misma vez. Este tipo de predicciones las suelo soltar al azar para ver si en verdad terminan como las anuncio pero creo que si no terminarán mis predicciones como las anuncio espero por lo menos verlas tañidas aunque sea con el pétalo de un pelo de la brocha que pronostica tales augurios. Y creo que esta vez mis temores tienen un dejo de posibilidad que antes no tenían.

Lo digo por mi situación existencial. Estoy soltero de nuevo; mis relaciones con mis hijas cuelgan del estado de animo de mi x; puedo largarme a Tijuana en cuanto se me pegue la gana, puedo, en otras palabras, muy al estilo que conozco como la palma de mi mano, mandarlo todo mucho a la chingada; mi carrera profesional ha recibido un prestigioso bono anual que no es fácil de ignorar y mejor ahí le paro para no abusar de las buenas conductas de ortografía. Así miro el 2010 y es por eso que creo que algo esta en puerta. Y eso es solo como diría la vieja canción de los Clash: Should I stay or should I go. Es cuestión de poder y esas cuestiones nunca me han gustado par aser franco aunque me vea afectado por las gravitas de tales manifestaciones existenciales. Lo bueno es que cualesquier decisión por muy difusa y vaga que sea siempre terminan a mi favor.

¿Qué sigue ahora?

Y es justo ese paso que marca las horas del futuro. No es que no este emocionado por el potencial que el 2010 presenta sino que las oportunidades traen consigo perdidas a la misma vez y es cuestión de lanzar los dados correctamente. No es que la suerte este echada y ni mucho menos quiero ser el supersticioso que me gana como carrera de galgos a creer en el pesimismo pero tampoco he labrado el campo para una fértil cosecha. Soy un idiota y ni quién lo dude pero tampoco soy un ser que se le hayan botado las canicas. Habrá que tomar pasos como caminar en papel de arroz: delicadamente. He cambiado ya, no soy el mismo de antes y eso ni qué decir. Y quiero cambiar aún más. Pero también me quiero zafar del pasado y tener el futuro abierto ¿y el presente? Quién tiene tiempo para el presente.

Así que la Revolución del 2010 será personal, será el Yo, nos brincaremos del usted y pasaremos al tú para pensar totalmente en el narcismo, pensaremos colectivamente en nosotros como deberíamos de hacerlo: en primera persona, eso no llevará, o por lo menos a mí, al fondo del mar que resiste retroceder aventando olas que insisten en regresar a su origen sino al mar que anhela renovar la línea que día con día gana en justas medidades más que nada. Ese es mi forte esa gran idea del cambio porque como dijo el recien finado William Safire: cuando acabes de cambiar ya te acabaste para siempre.

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