Corrupción, clase media, y el Marco de derecho en Tj-SD

Codiciamos lo que vemos le dice Hannibal a Clarise en El Silencio de los Corderos. Fue justo cuando vio desde una ventana la casa dell asesino que buscaba.

Lo digo porque leí en el SDUT y el Mexicano sobre la policía y demás instituciones gubernamentales en no muy buenos términos que digamos, en especial la reciente prepotencia del PAN en Mexicali. La plebe se cansa, la verdad, por eso prefiere desplazarse entre SD y TJ; es mejor mudarse a SD pues. Yo lo interpreto como una búsqueda de un sentimiento de bienestar. El deseo de saber todo en orden, donde las leyes sí valen.

En Tijuana las instituciones son las que más frenan un cambio hacia un marco de derecho bien establecido. Muchos, la mayoría, miran un puesto dentro de las instituciones policíacas como un trampolín hacia un bienestar económico, es un mecanismo que atrae no porque se quiere ser un guardián del orden sino porque es un puesto donde hay impunidad y se puede ganar mucho más que el sueldo, el salario es tan sólo pocket change.

La gente habla, se escucha, no importa lo que los periódicos digan y alaban y griten a los cuatro vientos la gente sabe y cuenta de sus experiencias con la policía y todos tienen su historia de corrupción.

No es la gente la que carece de una cultura de honestidad, la gente es honesta pero la policía desgraciadamente no.

Lo curioso es que la clase medianamente alta también contribuye a la corrupción de nuestro estado, y es que es una simple observación la que me lleva a esta conclusión. En San Diego esta gente no es nadie, o sea la clase media de Tijuana no es nobody en ese mar de igualdades que existe en San Diego, no alcanzan a esa clase media ya establecida en San Diego ni con una jabalina de diez metros. La clase media de Tijuana está a un nivel de una familia con un padre de familia que trabaja en un Mc Donalds en los EEUU. La clase media de Tijuana no se puede comparar con la clase media de San Diego. Nunca, por eso, que aunque puedan ir a San Diego, al entrar allí se vuelven nadie. En Tijuana son alguien. Lo que suele contraer prepotencia, la clase media también carece de modales civilizadores, no hay ética más allá de evitar juntarse con la chusma que suele ser gente que después supera a esa misma clase cuando se encuentrá en California y que después son acusados de traidores, ex-mexicanos dice x por ahí. Las clases sociales de nuestro país son corrosivas y más las que están impuestas a hacer lo que se les pegue en gana, los nuevos ya ahora viejos caciques de la sociedad mexicana tienen que pasar a la historia, y lo verdaderamente malo es que la nueva clase media es la que más sufre por este tipo de estancamiento, los viejos caciques contribuyen al deterioro de la infraestructura de nuestra sociedad, claro, nunca te lo van admitir pero la verdad sea dicha existe un tipo de decadencia y prepotencia en nuestras clases medias que es corrosiva para las instituciones de nuestro país. Por eso, me pregunto, cuando miramos al Norte, ¿Qué tanto miramos? ¿Qué hay allá que no podamos hacer en México?

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