Me subo al tren número 225 con rumbo a mi casa y mi mujer, hijas y surprise! un gato.

Le pusimos Panchino. Hey! Fue una elección libre y soberano, aunque contraté a varios mapaches del PRI y aún así, los trucos no favorecieron a nadie de mis entornos y mucho menos a los muchas buenas sugerencias de todos ustedes que contribuyeron. Fue la niña menor la que se echo el daime, de chiripada too, todos sacamos un nombre. Primero: Sombra; Segundo:Don Perignon; Tercero: Don Loope y cuarto: Panchino. Los metimos al sombrero que me dejo mi bisabuelo de herencia con un hoyo a un lado ( dizque fue de una carabina 30-30 el que lo hizo, según él anduvo con Flores Magón …right abuelo, “sí! me decía, ‘tons que crees que estamos haciendo en Tijuana?! What the? en fin …) Después jugamos la lotería y el que ganara sacaba el name. Por cuestiones técnicas gano m’ija menor, y es que en mi afan de manipular las cartas como me sugerieron los expertos en estos trucos saqué la ganadora antes de tiempo. Panchino: Chinese Bread? Valiendo … Yo le voy a decir gato. Va a ser trilingüe el carajo …

En fin, salgo de Estocolmo y dejo atrás la primavera Estocolmiana y sus entornos universitarios, se pone bonito por acá, aunque no soy de los que salgo mucho. Los turistas ya andan deambulando las calles … Me espera un verano bonito en Småland y much lectura, mucha literatura … y escribir, escribir y escribir.

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